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El Carnaval es una de las fiestas más populares y queridas por todas y todos nosotros. No hay una sola teoría sobre el origen de estas fiestas. Una de ellas dice que la palabra “Carnaval” proviene del latín “carnelevare”, que significa “abandonar la carne”. Esto hace referencia al banquete que se celebraba tradicionalmente el último día antes de entrar en periodo de Cuaresma, que según el cristianismo, es el periodo de cuarenta días en los que no está permitido comer carne. Se cree que fue propuesta por la Iglesia Católica a principios de la Edad Media.

Por otro lado, son muchos los historiadores que creen que el verdadero origen de la fiesta está en “Carrus Navalis”, una festividad religiosa de origen egipcio en la que varios sacerdotes transportaban una estatua de la Diosa Isis hasta la costa acompañados por músicos, bailarines y fieles con máscaras. Una vez en la costa, subían la imagen de la Diosa a un barco y la veían partir. El hecho de llevar máscaras y disfraces respondía a que los y las que acompañaban a los sacerdotes y a la Diosa Isis llevaban máscaras para simular una “igualdad social”. Las personas ricas y pobres eran exactamente iguales ante los ojos de la Diosa Isis.

Si abandonamos a los egipcios y seguimos la teoría primeramente expuesta, los motivos de llevar máscara y disfraces apuntan a que a medida que el Carnaval fue evolucionando, se fue adaptando a cada momento y convirtiéndose, en esas épocas, en una festividad donde la permisividad y el desmelene eran los protagonistas y camuflar la identidad de cada uno o una, ante las autoridades civiles y religiosas, era más que necesario en esta fiesta.

En el siglo XVI es cuando esta festividad aterriza en nuestra tierra, nuestros Carnavales tienen su origen en Italia. Con el dominio del Mediterráneo por parte del Imperio otomano, muchos mercaderes italianos se asentaron en el Archipiélago canario, trayendo sus negocios, estilos de vida y tradiciones (entre las que se encontraba el Carnaval) y que hemos mantenido hasta hoy.